Esta pequeña y abandonada 'ciudad' de insectos -posiblemente abejorros- tiene una característica que la hace única, al menos para quienes la descubrimos: los nidos están construidos con piedrecitas y barro, siendo las piedras casi iguales entre sí, como talladas por un cantero (fotografía tomada en los alrededores de Badajoz, el 25/12/03).